15.1.13

Capítulo 21


*NARRA LIDIA*

- Tenemos tres paquetes de palomitas, una pizza, una botella grande de Nestea, dos bolsas de Doritos y sandwiches por si nos quedamos con hambre. ¿Crees que será suficiente? - le dije.
- Yo creo que sí.
- Son 8 horas y 26 minutos de películas, que los he contado. ¿Aguantaremos?
- Lo más probable es que no, pero por intentarlo no pasa nada.
- Batiremos el récord de 'Más películas de Destino Final vistas seguidas'. Y apareceremos en el libro de Record Guinnes - dije entusiasmada.
- Eres demasiado entusiasta.
- Ya, bueno, ¿qué se le va a hacer? - cogí gran parte de la comida y fui hacia el salón - venga, vamos a empezar a ver las pelis.

Se sentó a mi lado y pusimos la primera.
Estábamos uno al lado del otro tapados con mantas. Yo en varias ocasiones apoyaba mi cabeza en su hombro, y él me empezaba a acariciar el pelo. Me encantaba ese instante. 
Cuando se acababa una película, poníamos la siguiente, y así sucesivamente.

- Imagina que te pasa eso - le susurré haciendo referencia a una escena de unas escaleras mecánicas que se estropeaban.
- Seguro que tú estás ahí para salvarme.
- Más quisieras.

Volvimos a centrarnos en la pantalla. De vez en cuando yo giraba la cabeza y le veía comer las palomitas. 
'Es como un pequeño oso' pensé. Sonreí con este pensamiento.
En un momento se le cayó una palomita a los pantalones. Rápidamente la cogí y me la comí. Él me miró y me puso cara rara, pero luego se empezó a reír conmigo. 
Me pasó el brazo por los hombros y yo me recosté sobre él.


*NARRA NIALL*

Se había quedado dormida sobre mí en la mitad de la última película. 
Apagué la tele, ya que verla sin ella perdía toda la gracia.
La miré.
'A ver como la llevo a la cama sin despertarla' pensé.
Me moví lentamente y me levanté, dejando a ella ahora tumbada sobre el sofá. Pasé mis brazos por debajo de su espalda y de sus rodillas y me la llevé en brazos a mi cuarto.
La coloqué sobre las sábanas y le quité el jersey, dejándola sólo con una camiseta de manga corta y los pantalones. La arropé y me quedé sentado al lado suya.
No se enteraba de nada. Dormía como un tronco. Pero a mi me encantaba. Me podría pasar toda una noche en vela observándola dormida y oyendo esos pequeños y suaves suspiros que soltaba de vez en cuando.
¿Qué se supone que tenía que hacer? ¿Me tumbaba a su lado, me iba a dormir a otro cuarto, o qué? No sabía lo que le parecería bien. A lo mejor se quedaba un poco extrañada si cuando se levantase se encontrase conmigo pegado a su cuerpo dentro de la cama.
Sí, sería una situación extraña. 
Me quedé un poco más mirándola, unos veinte minutos.
Era preciosa dormida. De verdad esa chica me cautivaba. No era como todas las demás. Ella le veía cosas buenas a todo, todo lo pequeño le parecía grande, disfrutaba con poco. Era un verdadero placer pasar rato junto a ella y que te transmitiese toda esa alegría.
'¿Por qué narices no la besaste después de bajar del árbol? ¿O por qué no lo hiciste en otra situación?'
En todo este tiempo no me había atrevido aún a dar ningún paso. Pero la pregunta era: ¿por qué?
Yo le gustaba, ¿no? O eso me decían Liam y Louis. Pero cuando el miércoles salió al pasillo y después Harry... No sé que pasó, pero ella volvió más feliz de lo normal.
No. No podía pensar eso, es tu amigo, y además Harry es de Megan. Seguro que simplemente hablaron.

Según me pedía mi cabeza, me acerqué a ella y le di un corto y suave beso en los labios, aunque no sé si se podría llamar beso, puesto que nuestras bocas únicamente se rozaron. 
Me aparté antes de que ella pudiese darse cuenta de algo y me fui a la habitación de invitados.



*NARRA LIDIA*

Me desperté en la cama de Niall, que ya era para mí como algo que veía todos los días. Él no estaba a mi lado. Ojalá lo hubiese estado. Me revolví en las sábanas y finalmente me levanté y entré al baño. Me miré en el espejo. Me recogí el pelo en un moño y me lavé la cara, pasando mis manos desde mi frente hasta mi boca. Al pasar la mano por esta se me vinieron a la cabeza varias imágenes del sueño que había tenido esa noche.
No me acordaba mucho de lo sucedido, pero perfectamente recordaba un momento en el que Niall me daba un pequeño beso, simplemente juntando muy poco los labios.
Fui a la cocina.

- ¿Niall?
- Buenos días, ¿qué tal has dormido?
- Muy bien. ¿tú dónde has dormido?
- En el cuarto de invitados.
- Ah. - 'Ya te podrías haber quedado conmigo, ¿no?'.
- He hecho café. ¿Quieres? - asentí.

Desayunamos plácidamente, mientras comentábamos cosas de la película de ayer.

- Oh, te voy a enseñar una cosa que te va a encantar - me dijo.
- ¿Pero está muy lejos?
- ¡Pero si está dentro de casa!

Me cogió de la mano y me llevó por el pasillo hasta llegar al final. Entramos por una puerta, en la que nunca había pasado, y bajamos unas cuantas escaleras. Al final de estas volvimos a entrar en otra puerta, y nos encontramos con otro pasillo.
'Jope, qué grande es esta casa.' pensé.
En pasillo era de un color azul noche y en el techo, en las esquinas, había unos caminitos de luces, que le daban un toque muy bonito a ese corredor.

- Niall, ¿dónde me llevas?
- Espera- dijo alargando la segunda e.

Al final del bonito pasillo había una puerta blanca con un cerrojo. Niall metió la llave y la giró. Antes de empujar la puerta se volvió hacia mí y me tapó los ojos.

- Ya verás, es una sorpresa - me dijo haciéndome avanzar mientras él empujaba la puerta.

Dimos unos pasos. Supe que estaba en otra sala porque olía de diferente forma. Olía como a coche nuevo, con un cierto aroma a limón.
Me destapó los ojos y ya pude ver dónde estábamos.

Era un cuarto muy grande, con las paredes verde manzana y el suelo con una moqueta blanca. En este, había una gran mesa baja de cristal, y al rededor de esta, un sofá y varios sillones. Repartidos por toda la sala estaban muchísimos tipos de instrumentos. Había una batería, un piano, un violín, un arpa, un violín, algo que califiqué como una especie de gran flauta de madera y muchas, muchas guitarras, eléctricas y acústicas, unas catorce o quince, y algún que otro bajo, que estaban colgados en la pared o apoyados en el suelo. A mi izquierda había una gran estantería de madera negra, con muchos y libros y sobre todo, estatuillas de premios, ya fuesen de premios que ganó Niall de pequeño como premios obtenidos recientemente. 
Pero lo mejor era la pared de en frente, toda llena de fotos de toda su vida. Veía fotos de cuando tenía uno o dos años, de cuando tenía diez, quince, etc. También aparecían muchas fotos con el resto de la banda.
Reconocí algunas, pues ya las había visto en Internet, pero era tal la admiración por parte mía por aquella gran obra de ate, que era como sí las viese por primera vez.

- Dios Niall, esto es increíble.
- Ya, es como mi sala propia.
- ¿Y cómo es que a mí me la estás enseñando?
- Creí que debías verla.
- ¿Alguien más ha visto esto?
- Sólo los chicos, y bueno, los que me ayudaron a meter el piano aquí. - fue entonces cuando me di cuenta de lo importante que yo debía ser para él para que me llegase a enseñar este santuario. - Tengo una cosa para ti, mira. - fue hacia la estantería y buscó por todos lados, hasta dar con una caja. La abrió y cogió una cosa. - Toma.

Me entregó un CD que reconocí como el que iban a sacar en un mes.

- ¿Esto es una broma? - negó - ¡Jope Niall muchísimas gracias! - le abracé - ¿Sabes cuánto tiempo llevo esperando a tenerlo?
- Pues si me lo hubieses dicho antes lo hubiese conseguido antes.
- ¡Jope, gracias, gracias, gracias! - me separé y me quedé mirando el disco que tenía en mis manos - Niall...
- ¿sí?
- ¿Me encantas alguna?
- Hombre, me da un poco de vergüenza - vacilé.
- ¿ Así que puedes cantar para millones de personas pero no para mí?
- Es que es distinto...
- Vengaa, por favor. 
- Vale, ¿cual quieres que te cante?
- Mmm no sé, la más bonita.
- Little Things.

Me indicó que me sentara en un sofá mientras él se acercaba a una esquina. Cogió una guitarra acústica negra con el centro degradado en color marrón claro. Que detalle que fuese a tocar también la guitarra aparte de cantar.
Rasgó alguna cuerda y afinó el instrumento.Cuando hubo acabado me miró y sonrió y empezó a tocar los acordes.
Cada nota que emitía iba cargado con un sentimiento y cada palabra que cantaba llenaba la habitación de armonía. Era la primera vez que oía tal canción, pero al segundo de empezar a escucharla me volvió loca.
Estaba llena de emociones y una fuerza especial, y que fuese Niall es que la estuviese cantado, delante mío, solo para mí, provocaba que cayese rendida a sus pies.
Me perdía cada vez que alguna palabra salía de su boca. Era algo perfecto, y la letra me invadía por dentro haciendo que me olvidase de todo lo demás.

    [ I won't let these little things 
      Slip out of my mouth 
      but if it's true 
      It's you 
      Oh it's you 
      They add up to 
      I'm in love with you 
      And all these little things . . . ]

Terminó de cantarla y yo no pude hacer otra cosa que empezar a llorar ligeramente. Era preciosa, y que estuviese cantándola para mí, era un sueño que tenía desde hace mucho tiempo, y por fin se cumplía.

- ¿Te ha gustado? - asentí mientras él dejaba la guitarra en el sillón de al lado - ¡Ey, pero no llores! - se me acercó y me abrazó.
- Es que estoy en estas épocas sensibles del mes. - sonreí ya más calmada. Pero él al oir lo que dije rápidamente se apartó y me puso una cara de horror total.
- Dios Lidia, no... No... ¡Menstruación! - le fruncí el ceño - -podía vivir sin saber que ahora mismo tenías la regla. Es que me pongo muy nervioso con estos temas, ¿vale?
- Eres un bicho raro de narices.
- Anda, habló aquí la friki del Señor de los Anillos a la que le pone que un tío se afeite. - abrí la boc y entrecerré los ojos, haciéndome la dolida.
- Te odio.
- ¿Me odias?
- Sí, durante todos los días de mi vida.
- Pues tú lo has querido. 

Se me acercó rápidamente y me cogió como un saco de patatas. ¿Pero qué manía tenia este de cogerme así  Recorrió el pasillo de las lucecitas y empezó a subir las escaleras. Yo gritaba su nombre diciendo que me bajase, pero no daba resultado. A veces me agarraba al marco de las puertas, o la barandilla de la escalera, peor él hacía el amago de morderme las manos y yo rápidamente las apartaba.

- Vas a aprender a no odiarme - me dijo.
- ¡Pero si es que eres tú el que me dices cosas malas!
- Excusas, excusas - vi que entraba en el baño.
- ¿Niall, Niall qué narices vas a hacer? - no contestó. Simplemente me dejó de pie en la ducha - ¡Niall!
- ¿Me sigues odiando? - dijo agarrando el grifo de la ducha.
- Sí, pero déjame salir, que no se que te da por mojarme - él me puso una mano en el vientre y me empujó hacia dentro, prohibiéndome salir. - Niall, ni puta gracia.
- ¿Me odias?
- Ahora más que nunca. 

En un abrir y cerrar de ojos él abrió el grifo y lo puso de forma que el agua saliese por la alcachofa, mojándome a mi entera.
- ¡Niall! ¡Niall! ¡Para! - dije.
- ¿Me odias?
- ¡Sí! - dije manteniendo mi orgullo, aunque yo sabía que así no pararía, pero me divertía esto.

Él se acercó un poco más, casi entrando en la estela de agua que formaba la alcachofa.

- ¿Y ahora me sigues odiando?
- Sí.

Se acercó más y empezó a mojarse él también. Estábamos a menos de 20 centímetros el uno del otro.
'Me va a besar, me va a besar.'
Y esta vez estaba segura. No habría niñas que nos interrumpiesen, ni nada. Simplemente los segundos eran el único impedimento, hasta que estos se acabasen y pasase lo que pasase.

- ¿Y ahora?

Me colocó una mano en mi mejilla y puso su frente contra la mía. Yo asentí cerrando los ojos. Y tal como había pensado, él se acercó haciendo que los segundos y la distancia desapareciesen. Mi cabeza daba ueltas. Esto era como un sueño para mí. Cada vez que veía sus vídeos  que cantaba, deseando que ese irlandés que tanto me absorbía me besase. Siempre eran sueños, pero esta vez era real. Un beso cálido, a pesar de la baja temperatura del agua. Un beso que decía todo, a pesar de no decir nada. Un beso que me confirmaba lo de Harry, incluso sin haber oído ninguna palabra de Niall. Un beso que lo dejaba todo claro. 
Nos separamos lentamente, para mirarnos a los ojos, para ver el brillo de la felicidad en la mirada de cada uno.

- Niall... 
- ¿Sí? - dijo mientras me besaba el cuello y yo me estremecía.
- Tu tienes 19... Yo 17... - asintió - ¿Esto no sería un perfecto caso de pederastia? - levantó a la cabeza y me miró serio. Yo empecé a reírme.
- ¡Ala, ya has fastidiado el momento romántico!
- ¿Pero qué romántico? ¿Si estamos en una ducha! - dije mirando a la alcachofa, mientras me percataba de que seguía saliendo agua.
- Tú haces que cualquier sitio sea romántico - me sonrió y volvió a acercarse para empezar a besarme de nuevo.



*NARRA BIBI*

Qué guapo estaba con la luz del mediodía. Me había llevado a comer a un restaurante en pleno centro de la ciudad, y ahora nos encontrábamos paseando por un parque.

- ¿En qué piensas? - me peguntó sacándome de mi burbuja.
- En que tengo muchísima suerte.
- Bueno, yo también por haberte conocido.
- Pero una cosa es que tu conozcas a una fan, que tienes para aburrir, y otra es que yo conozca a uno de mis ídolos y que acabe saliendo con él.
- Pero cada persona es única, por lo que por eso me alegro de haberte conocido. 

Sonreí como una tonta. Era super dulce conmigo, y siempre me decía lo que quería oír. No me lo merecía.

- ¡LIAM PAYNE! - oímos decir a una niña de unos catorce años que se acercaba. - Oh Dios, no me creo que te haya visto. ¡Soy super fan vuestra! ¡Me sé todas vuestras canciones! - miraba a la niña y me veía a mí misma si estuviese en esa situación, aunque yo lloraría. Liam la saludó y le dio dos besos. - ¿Te harías una foto conmigo?
- Claro que sí.

Yo hice la foto mientras ellos se colocaban.

- ¡Buah, cuando se lo cuente a mis amigas! Oye - dijo mirándome - ¿sois novios? - me quedé callada. No sabía qué contestar. Decidí que fuese Liam el que dijese la respuesta.
- Sí, lo somos - me miró y me sonrió. Vale, me había enamorado.
- ¿Y qué a pasado con Danielle?
- Pues que sigo teniéndola mucho cariño, pero lo nuestro no iba por buen camino y era mejor dejarlo. Ahora ella es solo una buena amiga. Entonces vi a Brigitte - me pasó una mano por la cintura - y me gustó desde el primer momento.
- ¿Y cuánto lleváis?
- Pues una semana justamente, ¿no? - asentí. No dije ninguna palabra pues esto era como un poco nuevo para mí. Simplemente me sonrojaba.
- Que monos - dijo la niña sonriendo - ¿Puedo hacerme una foto con vosotros dos juntos? 
- Claro.
- Ahora vuelvo, que traigo a mi abuelo para que nos haga la foto.

Se fue a por su abuelo mientras Liam y yo esperábamos.

- ¿Has vistos que cara de ilusión tenía? - dije.
- Sí, es muy bonito ver a las fans así de alegres.

La niña vino con un señor anciano, aunque por su aspecto mantenía una buena salud. La niña se puso entre Liam y yo y nos hicimos una foto.
Nos despedimos de ella con un abrazo y dos besos, mientras nos daba las gracias.

- Me ha hecho mucha ilusión lo de que quisiese hacerse una foto conmigo, ¿sabes? - le dije mientras seguíamos andando.
- Ya verás, le caerás bien a todas las directioners.
- Eso espero, que sino me muero. - me sonrió.
- ¡Ey mira! - dijo señalando a una pareja de señores mayores que echaba pan a los patos del lago que estaba al lado. - Algún día tu y yo seremos así.

Esto que dijo me llegó al alma.

- ¿Así que quieres casarte conmigo?
- Por supuesto, ya lo he decidido. No quiero a ninguna más, sólo estoy enamorado de ti. Nos casaremos y viviremos felices viajando por el mundo hasta que tengamos hijos a los que cuidaremos y después nos haremos viejecitos juntos y les daremos de comer a los patos juntos.

Esto lo dijo super convencido, y yo, a modo de respuesta, le acerqué hacia mí pasando los brazos por su cuello y le besé.

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