14.1.13

Capítulo 20


- Una gran tarde chicos. - dije abriendo la puerta.
- Igualmente - se despidieron todos y cada uno de ellos de nosotras, aunque bueno, Harry y Megan ni se miraron. Niall se quedó el último.
- Lidia, he tenido una super idea - me dijo.
- Cuéntame.
- El viernes podríamos hacer maratón de las cinco películas de Destino Final. ¿Qué te parece?
- Sublime. Sería super guay. ¿Nos dará tiempo a verlas todas ese día?
- Sí, y si no pues las seguimos viendo por la noche.
- Claro, y entonces me voy a la residencia a las cinco de la mañana ¿no?
- ¿Y cuándo ha sido un problema para ti el quedarte a dormir en mi casa?
- Es que me siento mal quitándote tu cama.
- Bah, no te preocupes por eso.
- Entonces me apunto. ¿Mañana qué haces?
- Tengo médico - me reí - ¿Qué pasa?
- No sé, es raro. Tienes médico. 
- Sí, ya sabes, es de personas normales lo de ir al médico. Pero como tu no eres normal...
- ¡Oye! - le arreé en el hombro.
- Que es broma, bruta. Joe, pegas fuerte
- Pues no me tientes.
- Vale, vale. Bueno, que me tengo que ir.
- Adiós Nialler.
- Adiós Lidius.

Nos miramos y se acercó a mí para abrazarme. No fue como estos abrazos corrientes. Este fue mucho más sentido. Notaba su corazón latir pegado a mi cuerpo. Si por mi fuera, permanecería así durante toda la vida. 

- ¡Vamos parejita! - gritó Louis desde el pasillo.

Nos separamos ruborizados y se me acercó dándome un beso en la mejilla.

- Hasta el viernes, machorra.
- Hasta el viernes, nenaza.

Dios, este chico cada vez me gustaba más.
Me fui a la cama feliz por lo que me había dicho Harry antes.




Terminé las clases y me fui a la residencia. Me encontré con Amelia en el comedor.

- ¡Ey, Amapola!
- ¿Amapola?
- Am, Amapola. - me reí pero rápidamente se me borró la sonrisa al fijarme en su aspecto. Se la notaba cansada, sin ganas. Tenía ojeras y estaba pálida - Ey, ¿te encuentras bien?
- Si, si, si. Mejor que nunca.
- Pues no tienes buena cara.
- Es que he dormido mal hoy - estaba rara. Muy rara.
- ¿Dónde has estado estos días, los chicos te echan de menos?
- Es que he estado ocupada. 
- ¿Con qué cosas?
- Mmm cosas. Oye, que me tengo que ir.
- Eh, vale. - y se fue tan rápido como había venido.



Estaba con Victor en el salón común.

- Ahora más que nunca sé que la pasa algo. mírala - dije señalando a Amelia - Tiene ojeras y la cara blanca.
- Bueno, tú estás así por las mañanas.
- Pero no, ains, me cambias todo. Está rara. Lo sé.
- A lo mejor se ha metido en una banda sadomasoquista.
- ¿Pero tú eres tonto? No me vaciles.
- Jajajaja. Es que es divertido.
- Bueno, yo digo que la pasa algo y voy a saberlo.
- Si insistes...

*NARRA MEGAN*

- Mmm ¿Harry?
- ................
- Sí, soy yo, Megan.
- ................
- Sí, ya sé lo que dije.
- ................
- Pues nada, si tenías algo que hacer hoy.
- .................
- Claro, claro, lo entiendo.
- ................
- Sí, adiós Harry.
- ............
- Adiós.

Madre mía. ¿Podía haber caído mas bajo? No creo. Mi paciencia se había consumido y había recurrido a llamar a Harry. Genial. Ahora pensará que estoy loca.
Vaya mierda de todo, de vida y de su puta madre.
Voy a caer en depresion extrema. Es que soy tonta, ¿por qué le dije lo de ignorarnos?
Me cago en la leche.

Me levané de la cama y fui hacia la ventana. Saqué una pierna y la apoyé en el bordillo. Al segundo saqué la otra. Me quedé de pie sobre aquel saliente del edificio. A veces me imaginaba que qué pasaría si me caía. ¿Cuánta gente se acordaría de mí si muriese? Pues no mucha.
Pero era un pensamiento pasajero, iba y venía. Nada importante. 
Anduve pegada a la pared, con cuidado de no caerme, hasta que llegué a una zona más ancha, donde me podía sentar sin peligro de sufrir algún accidente.

Menos mal que ese espacio estaba justo en una fachada que no resaltaba mucho, con otro edificio en frente. Me agarré las piernas y encogí la cabeza en ellas.

- Hay muchas formas menos dolorosas de suicidarse - dijo una voz - Pero si lo tuyo es lo de tirarse desde el tercer piso pues allá tú.

Levanté la cabeza y vi a un chico asomado a la ventana de en frente.

- No es por ser borde, pero estaba mucho mejor sola.
- Entonces no te voy a quitar tu placer y voy a dejarte sola.

Se escondió tras la cortina y desapareció. Vaya tío más raro.

- ¡Megan! ¿Qué haces ahí? 

Mierda, estaba ya tan paranoica que me imaginaba la voz de Harry por todos lados.

- ¿Por qué el mundo no me deja en paz? - dije sin levantar la cabeza.
- Venga Megs, ¿estás loca?

Era Harry. Era Harry. Era Harry.

- ¿Qué haces tú aquí? - le dije.
- Iba a ser una sorpresa, en plan romántico.
- ¿Romántico? Olvídate de ese tema por favor. Además, ¿qué haces en este lado del edificio?
- Creí que seria mas sorprendente si entraba por la ventana.
- Y luego dices que la loca soy yo...
- Te he oído eh.
- Bueno, pues agradezco tu detalle pero no estoy de humor.
- Vamos Megs, cuando hago algo bonito por ti vas tú y lo chafas al instante. Además, fuiste tú la que me sugirió lo de quedar.
- Es que fue un arrebato.
- Venga, deja que te alegre un poco esa cara.
- Dios, qué pesado eres. Ahora bajo.
- ¿Sabes qué? Eres bipolar.
- ¿A que no bajo?
- Venga, no te enfades.

Me metí en la habitación, me retoqué el pelo, cogí la chaqueta, dinero y salí corriendo.

- ¿A dónde tienes pensado llevarme? 
- Pues a un sitio donde hay cosas que me recuerdan a ti.
- Uy como sea algo malo.
- No, te voy a llevar a un acuario.
- ¿A un acuario? Así que te recuerdo a un pez. Muy bien Harry, te lo estás currando.
- En realidad me recuerdas a los tiburones. Pero este acuario es especial, todo el agua con los animales está en el techo.
- Nunca he ido a un acuario, ¿sabes?
- Pues entonces vamos a hacer que est vez sea especial.

Condujo durante media hora. Sí que estaba lejos el acuario.

- ¿Y cómo se te ocurrió llevarme a allí? - pregunté rompiendo el silencio que invadía el coche.
- Pues pensé en ti, y se me vino a la cabeza la imagen de un tiburón y pensé en un acuario.
- Originalidad no te la quita nadie.
- ¿Y tu como es que cambiaste de idea de lo de "ser indiferentes el uno para el otro"?
- Pues pensé que había sido muy dura.
- Me alegra que hayas recapacitado.
- Pero que estás en periodo de prueba Styles.
- Mmm, me vuelves a llamar Styles, creo que vamos por buen camino.

Bajamos del coche en un área muy modernizado, como si todo lo que estuviese ahí llevase construido solo un par de años.
Harry se puso unas gafas de sol y la capucha.

- Pareces un violador así vestido. - le dije riendome.
- ¿Quién dice que no lo sea? - contestó picaramente.

Seguía siendo el mismo de siempre, pero yo sabía que tenía algo distinto.
Pagamos la entrada, bajamos unas escaleras muy largas de en caracol y entramos por una puerta. Cuando pasamos al lugar me quedé maravillada. Era como estar bajo el agua. Sobre mí había cientos de peces, tiburones, rayas, etc.

- Dios Harry, esto es maravilloso.
- Sabía que había una parte blanda y ñoña dentro de ti.
- Eh, tres palabras. Periodo. De. Prueba. No te precipites.
- Es verdad. Perdoneme usted.

Estuvimos dando vueltas por todo el sitio. Era enorme y cada vez me parecía más bonito. 
¿Podía ser algo más perfecto? 
Me quedé mirando a Harry. La luz de aquel lugar le hacía más guapo de lo que era. ¿Era posible que me estuviese colgando por él?
No, imposible. No podía ser. Harry era Harry.
Madre mía, tenía razón. Era bipolar. Un día le odio, al siguiente le quiero, otro le aborrezco y después le necesito en mi vida.
Me pilló mirándole y rápidamente bajé la cabeza.

- Te pones muy guapa cuando te sonrojas, ¿sabes?
- No mientas chaval. Que yo soy de las del montón.
- Especialmente que digas eso hace que no seas del montón.
- Eres demasiado optimista, Barry - dije para picarle.
- Y tú tienes poca autoestima y no me quejo. - me cogió de la mano - Ven, te voy a llevar a mi rincón favorito.

Empezamos a andar hasta llegar a un recoveco difícil de encontrar, que a diferencia de los demás sitios, este no tenía más luz que aquella que proyectaba el techo con el agua.

- Asi que este es tu lugar favorito...
- Es muy íntimo, aquí uno puede relajarse viendo los peces sin que nadie le moleste.
- ¿Y como lo encontraste?
- Pues estaba con una chica, surgió la necesidad, y ya sabes...
- Dios, Harry, eres un cerdo - le miré con cara de odio - ¿Asi que aquí es dónde traes a todas tus chicas a las que piensas tirarte? - Se empezó a reír, yo no le veía la gracia.
- No lo descubrí así, te estaba tomando el pelo porque sabía que te enfadarías. Y no, aquí solo llevo a gente muy especial para mí - dijo susurrándome en el oído que provocó que me estremeciera. Aunque todo lo que decía me provocaba ese sentimiento, pues el escondite era pequeño y teníamos que estar pegados el uno al otro.
- Bueno, y si no lo descubriste así, ¿cómo fue entonces?
- Louis quiso jugar al escondite cuando vinimos por primera vez. Y luego nos enseñó el lugar donde se escondió, es decir, este.
- Es de muy mayores lo de jugar al escondite en un acuario.
- Ja ja. - dijo sarcásticamente - seguro que tú en tu casa te pones a ver Peppa Pig y cosas así.
- Más quisieras Styles. - se sentó en el suelo - ¿Y yo no tengo espacio, o qué?
- Siéntate encima mío - sacó una sonrisa inclinada hacia la izquierda.
- Ni muerta. - Oí un ruido como el de una puerta cerrándose- Oye, ¿a qué hora cierra esto? Porque ya son las siete y media, y la gente a esta hora suele cerrar las tiendas y tal.
- Cierra a las siete y media.
- ¿Es una broma? Me estás diciendo que el ruido que acabo de oír era el de la puerta cerrándose?
- Seguramente.
- Oh Dios, tendría que haber caído antes - dije nerviosa - esto ha sido cosa tuya - le señalé - ¡Querías que nos quedásemos a solas! Demasiado típico, chico que provoca que se queden encerrados él y una chica. Demasiados clichés, ¿no crees?
- Pues no fue mi intención, pero hubiese sido una buena idea.
- Como te odio.

Me fui andando recorriendo todo el acuario. Pasé por todos los sitios de este, de punta a punta buscando alguna salida, pero fue inútil. Me había perdido, lo admito. 
'¿Por qué hacen estas cosas tan grandes?' me pregunté. 
Fui hacia un lugar en el que la pared formaba una especie de semicirculo, con un sillón que la rodeaba. Me tumbé ahí mientras me envolvía con el agua y los animales.

- En serio, Megan, no pensé en que nos quedaríamos encerrados. - dijo sacándome de mi burbuja. Se sentó a mi lado.
- Te creo, Styles, no seas tan pesado.
- ¿Sabes qué? Debajo de toda esa capa de frialdad y mal humor continuo, sé que hay una Megan adorable y encantadora.
- Pues sabes mal.
- ¿En serio? - noté cómo se levantaba. En un segundo él estaba encima mío con su nariz rozando la mía - ¿Entonces por qué te pones tan nerviosa cuando estoy cerca tuyo? - mierda, tenía razón. Y lo peor era que yo no sabía si me iba a contener las ganas de besarle. Con mucho esfuerzo le aparté con una mano.
- Pues porque siempre me pongo nerviosa si tengo a un chico cerca mío.
- Yo no te he visto nerviosa cuando estás junto a Zayn.
- ¿Asi que tienes celos de que esté mucho tiempo con él?
- Ey, perdona, señorita, yo nunca he dicho eso.
- Pero lo piensas.
- Tú no sabes lo que pienso.
- Te digo yo que sí.
- Mentirosa.
- Mira - me alejé - ahora estás pensando en que te gustaría que yo estuviese más cerca tuyo.
- Puede. - me acerqué un poco más a él.
- Ahora quieres que me acerque más - así hice. - Y más - acorté la distancia unos centímetros - Y más. - seguí acercandome hasta que nos separaban escasos centímetros - Y más. - Me senté sobre él, quedando cara a cara. Le pasé la mano por el pelo y le di un pequeño mordisco en el cuello - Y ahora no hace falta saber lo que piensas, tu paquete te delata - dije riéndome de él.

Me cogió de las muñecas y rápidamente me tumbó sobre el sofá, debajo de él, al igual que antes.

- No juegues con fuego. - me dijo mirándome profundamente a los ojos.
- No tengo miedo a quemarme. - respondí soltando las manos, por lo que él puso las suyas en el sillón para sujetarse. Empezó a acercar su cara a la mía, pero velozmente me escabullí y me puse de pie, dejándole a él solo en el mueble - Lo que no sabes es que yo juego mucho mejor.

Eché a correr, perdiendo de vista aquella parte del acuario. Me había costado vida y alma contener las ganas. Pero era muy gracioso dejar a Harry así de confuso.
Al final iba a resultar divertido esto de estar encerrados. Me fui de nuevo al escondite y me quedé mirando el techo. Me pregunto si nos vería alguna persona de mantenimiento que estuviese dando de comer a los peces o algo así.
Noté como una mano me agarraba. 
'Que empiece el juego de nuevo' pensé.
Harry me empotró contra la pared y me apartó el pelo de la cara. Me mordí el labio. El lo vio y me cogió de la cintura.

- ¿No ibas a pensar dejarme así, a medias? - dijo.
- Lo siento Harry, pero tu nunca vas a llegar al Edén conmigo - echó la cabeza hacia atrás y soltó una gran risotada.
- ¿Al Edén?
- Se llama metáfora. No estaba muy segura de si lo entenderías, pero decidí arriesgarme.
- ¿Y no piensas arriesgarte ahora? - sabía a lo que se refería. Le empujé hacia un lado y entonces fui yo la que le estampé contra la pared.
- Poco a poco Styles, tengo toda la noche para hacerte sufrir.
- Ya, hasta la una de la tarde hay mucho tiempo.
- ¿La una? - dije separándome rápidamente de él - ¡Que yo mañana tengo clase!
- Me da que mañana no vas a ir. - dijo riéndose. Le fulminé con la mirada.
- Nunca me he saltado ningún día de clase y tampoco lo voy a hacer.
- Ya veras...
- Voy a llamar a Lidia, a ver si puede conseguir algo y nos saca.
- No hay cobertura.
- ¿Cómo que no hay cobertura?
- Pues mira, estamos muy abajo, con agua por encima, lo más probable es que no haya cobertura.
- Cada vez estoy más segura de que tu has planeado todo esto.

Volví al sillón de antes y me senté son los brazos cruzados. Nunca me ha echo gracia perderme clase. No me gustaba el no enterarme bien de las cosas que se daban.

- ¿Estás enfadada? - dijo Harry acercándose.
- ¿Nunca me vas a dejar en paz?
- Pues por ahora no está en mis planes.
- Eres odioso, ¿sabes?
- Es preocupante que le digas eso a un chico al que hace unos escasos minutos ibas a besar.
- Es para que veas la facilidad que tienes de estropear las cosas. Y yo no te iba a besar, tenía todo controlado.

En un segundo noté los labios de Harry encima de los míos, dándome un beso simple, corto, pero que a mi me encantó.

- Pues yo creo que todo todo, no lo tenías controlado. - dijo separándose.

Ahí si que no me pude cotrolar y le atraje hacia mí devolviendole el beso que antes él me había robado. Esta vez duró más, y en ningún momento se podría clasificar aquel beso como simple. Era algo mucho más intenso, más apasionado. Como si fuésemos solo uno, dos bocas que encajaban a la perfección. Un beso esperado durante mucho tiempo, que por fin llegaba. Era una droga, una adicción, y quería que durase horas, días, años. En mi cuerpo recorría un sentimiento de lujuria, que sabía que él compartía. En un instante se me olvidó todo lo ocurrido en los días anteriores. Ahí solo estábamos él y yo, cuerpo con cuerpo, con los latidos a un mismo ritmo, con las respiraciones simétricas, haciendo que el momento fuese especial, provocando que mi felicidad dependiese de él.
La situación pasó a algo más salvaje, con más deseo, más ardiente. Pero sabía que no debía avanzar más, o al menos ahora no. Harry empezó a meter las manos por mi camiseta, rozando el broche del sujetador. Yo me separé lentamente y le paré.

- Ey vaquero, me da que hoy no va a tocar.
- Me conformo con solo besarte. - dijo mientras nos enzarzábamos de nuevo.




- Harry, Harry... - dije zarandeándole. Lo único que hizo fue abrazarme más y frotar su nariz contra mi hombro. Me encantaba cuando hacía eso. - ¡Harry!
- ¿Siempre me vas a despertar así? - dijo abriendo los ojos.
- He oído un ruido. Creo que están abriendo las puertas. ¿Qué hora es? - miró su reloj.
- La una.
- Pues vamos - le levanté y me lo llevé al escondite.
- Aquí no nos verán y así después saldremos como si hubiésemos venido hoy.
- No me has dado los buenos días aún ¿verdad? - Me puse de puntillas y le di un beso corto en los labios.
- Ya está, buenos días, ¿contento?
- Me encanta cuando eres borde conmigo.
- Y más que lo seré.

Esperamos a que empezase a llegar gente al acuario, y ya entonces salimos. Seguía sin creerme un poco todo lo que había pasado aquella noche. Hace dos días seguramente ni se me pasaría por la cabeza que esto ocurriese. Es que era una locura.
Subimos al coche y emprendimos el viaje de vuelta.

- Harry.
- Sí morena.
- ¿Morena? Eso suena un poco raro.
- Bueno, pues no te lo llamaré más.
- Ey, que no he dicho que no me guste.
- Entonces te lo diré. Bueno, ¿qué querías?
- Mmm a ver, yo no quiero nada serio, o al menos no por ahora. Divertirnos juntos, sólo nosotros juntos, - puse énfasis en la palabra 'sólo'- y ya está.
- Lo entiendo. Acabamos de empezar algo, sea lo que sea, pero algo. No vamos a pensar en ningún compromiso ahora. Sería inadecuado.
- Me alegro de que sea así, Styles. - dije pasandole la mano por sus rizos y dándole un beso en la mejilla.

Nos miramos y sonreímos. En ese momento supe que verdaderamente estaba colgada por él.

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