6.1.13

Capítulo 12.


*NARRA AMELIA*

Y allí estaba yo, como una tonta, viendo como Victor se lanzaba hacia Lidia y la besaba. 

En ese momento lo único que quería era desparecer, que se olvidasen de mí. Pero sé que era imposible.
Los ojos se me empañaron, hasta que las lágrimas ya rebosaban mi lagrimal y tendieron a salir. Lidia apartó a Victor de un empujón. Y cierto es que se lo agradecí, pero no podía hacer como si todo fuera igual. Ella me prometió que no iba a pasar nada Que no había intención alguna. Y aunque solo hubiese sido un pico tonto, dolía como si hubiesen sido mil.
Salí de la residencia, no quería volver. No quería enfrentarme a Victor y a Lidia, quien me seguía por detrás. Me escondí tras la casa que estaba a a derecha de la residencia y vi como salía Lidia corriendo y gritando mi nombre. Me adentré más en el corazón de aquella calle y me dediqué a dar vueltas y más vueltas.
Estaba muy enfadada con Lidia, se tendría que haber apartado de Victor desde un primer momento, ¿no? Era una de sus mejores amigas, la primera que se le acercó, la que le presentó a las chicas, la que le presentó a Victor...
Pero en realidad no tenía ningún motivo para enfadarme con ella, ¿o sí? Porque ella apartó a Victor, ella me dijo que no sentía nada y ella sabía lo que sentía hacia él... y Lidia no podría haber sido tan rastrera de pasárselo por el forro.
Además, si Lidia había salido a fuera a buscarme, era porque tenía algo que explicarme, ¿no?
Buf, no sé.... Estaba hecho un lío ahora mismo. Lo mejor será que me vaya dormir y ya hablaré con ella de esto.
Entré en la residencia de nuevo y me fui directa a mi cuarto, sin pasar por el salón. Pero antes de entrar en mi habitación, llamé a la de Lidia por si estaba en ella y así irme con las cosas aclaradas a la cama. Pero para mi desgracia, no fue así. 
Por lo que entré en el cuarto, me quité la falda y la camisa, me limpié el maquillaje de la cara y me hice una coleta. Me puse el pijama y me metí en la cama. 
Estuve intentándolo  poniéndome música, contando las malditas ovejitas, pero nada, no conseguía dormirme. Por lo que cogí una bolsa de patatas y empecé a ver 'Pesadilla Antes de Navidad', una de mis películas favoritas, en mi ordenador, a ver si así conseguía olvidarme un poco de todo.

*NARRA LIDIA*


Empujé la puerta. Para mi sorpresa, estaba abierta. Y la vi, dormida, con el ordenador en las piernas y con una bolsa de patatas medio vacía. Le aparté el portátil, la bolsa, la arropé y me senté a su lado. Estuve un rato observando como dormía, y pensando en qué la iba a decir.

Pensé que sería mejor hablar con ella mañana, que debía dejarla descansar, por lo que me levanté, le di un beso en la frente y fui hacia la puerta.

- Lidia...


Me di la vuelta y ahí la vi, con los ojos abiertos mirándome fijamente. Se incorporó y me acerqué a ella. Sin esperarlo  me dio un abrazo y no me soltó en mucho tiempo.


- Lo siento, siento haberme puesto así, siento no haber respondido cuando tu gritabas mi nombre en la calle, lo siento todo, en serio. -  hizo una pausa para respirar y me soltó - Y además sé que tu no quieres nada con él, que por eso le apartaste, pero mi orgullo me cegó y lo miré desde un punto de vista erróneo. Y lo peor es que tampoco tengo derecho a odiarle a él, porque tiene todo el derecho del mundo a querer a quien quiera, y mucho menos odiarte a ti, que sé que nunca has tenido intención de hacerme daño.


La sonreí y le aparté el pelo de la cara. Estaba llorando. Joder, parece que hoy todo el mundo llora. Y la volví a abrazar.


- No tienes que disculparte Am, si yo hubiese estado en tu lugar también me hubiese sentido igual. Es normal que te hayas puesto así. Y la culpa también es mía, que debí habérmelo esperado y haberte hecho caso a Megan y a ti con lo de Victor. Dios, es que parece que los hombres no comprenden lo de que un chico y una chica sean mejores amigos. En serio, es algo muy grave ese problema que tienen - sonrió levemente y se secó las lágrimas - además, tengo una charla pendiente con él y vamos a dejar las cosas claras. Que o se olvida de lo de intentar algo conmigo o que lo siento pero no podremos ser amigos.

- Lidia...
- ¿Si?
- Gracias por ser comprensiva. Será muy afortunado el chico con el que acabes saliendo. - no sé por qué, eso me hizo pensar de nuevo en Niall. Quería contárselo a Amelia, que compartiese mi felicidad, pero hice una promesa, y la iba a cumplir, y más si la promesa se la había hecho a él. Pero bueno, con el paso del tiempo creo que acabaría diciéndoselo, quien sabe. - Te perdiste el regalo que te teníamos preparado. - la miré con el ceño fruncido - mira, que te lo voy a enseñar, que lo tengo en el ordenador.

En la pantalla apareció una imagen con unas letras que me decían: Feliz cumpleaños. Y para mi sorpresa, después de esta, apareció un vídeo de mis amigas de Madrid cantándome el 'Feliz Cumpleaños' en inglés. Después aparecieron muchas imágenes, desde que yo era pequeñita, hasta momentos de hace dos meses. Y no sólo aparecian mis amigas, sino también muchísima gente de mi colegio a la que echaba mucho de menos. Ya casi por el final, apareció María disfrazada de oso mientras cantaba una canción de 'El Libro de la Selva' que era mi película preferida de pequeña. En ese momento me reí a más no poder. Finalmente, apareció una foto de todas las del grupo que nos hicimos en el Templo de Debod, y de fondo se oía a Nerea y a Gabri gritar: "ONE DIRECTIOOOON". No sé a que venía a cuento esto, pero me hizo muchísima gracia.

Fue algo muy emotivo para mí que se hubiesen acordado mis amigas y que hubiesen tenido ese detallazo. 
Parecía un vídeo chorra, pero para mi significaba mucho más.
Vi a Amelia, que también se reía. 

- ¿Pero cómo es que tienes el vídeo tú?

- Pues tus amigas llamaron a la residencia, pidieron hablar con Bibi, le contaron la idea que tenían, y como Brigitte tiene el ordenador que no funciona muy bien, pues les dijo que me lo enviasen a mí. Y aquí estoy yo, enseñándotelo - dijo sonriendo.

Me quedé un rato más con ella, hablando de nuestras cosas, hasta que noté que dejó de hablar y que se había quedado dormida. Salí de la habitación y entré en la mía, procurando no hacer mucho ruido.

Vi que Bibi seguía en mi cama, por lo que después de ponerme el pijama y lavarme los dientes, cogí las llaves de su habitación y mi móvil mas el cargador. Al ir hacia la puerta, choqué con algo en el suelo. Era la sudadera de Niall. La cogí y me la puse, bañándome en el olor de la colonia que usaba y entré en el cuarto de Bibi.
Por una parte seguía sin creerme todo lo que había pasado hoy. Era una locura. No podía ser real que estuviese ahora mismo con la sudadera de uno de mis ídolos, era demasiado bonito para ser verdad. Metí el móvil en el bolsillo de la sudadera.
Me colé bajo las sábanas de la cama. Iba a sacar el teléfono del bolsillo para ponerlo a cargar, pero al hacerlo, noté que había algo más. 
Era un papel, y en él, había escrito un número de móvil y un mensaje:
"Para cualquier cosa que necesites, llámame. N."




Me despertaron unos golpes en la puerta. ¿Qué hora era? Las doce. Joder, quería seguir durmiendo pero tenía que abrir a esa maldita persona que me estaba molestando a esas horas.

- ¿Me devuelves mi habitación? - Bibi estaba delante mío con los brazos en jarras y como no, una sonrisa en la cara. Tenía ojeras y se la veía cansada, seguramente de la juerga que sufrió anoche, y es que esta chica con unas pocas copas de alcohol sale de sí misma. Cuando me dijo lo de devolverle la habitación vacilé un poco. Pero luego me acordé de que me había quedado a dormir en la suya.

- Eh... sí. Espera que coja mis cosas. - cogí el móvil, el cargador y le di sus llaves - Muy cómoda tu cama, por cierto - la sonreí y fui a salir.

- Espera. - se agachó y cogió un papel que había en el suelo - ¿ Quién es ese tal 'N', señorita? ¿Algo que deba saber? - Me di la vuelta rápidamente y le cogí el papel.
- ... ¡Norman! - dije lo primero que se pasó por la cabeza - Sí, es Norman. Eh... un pesado que se me acercó ayer en la fiesta, que solo quería arrimar cebolleta.
- Mmm... ¿era guapo?
- Corriente...
- Pues no me suena su nombre, no sabía que había un tal Norman en la residencia.
- Es que no es de aquí, era amigo de uno de aquí.
- ¡Pero si prohibimos la entrada de los de fuera!
- Es que se coló.
- Claro, ahora entiendo porque había tan poco espacio libre. - me reí levemente. Fui de nuevo hacia la puerta - Por cierto, bonita sudadera. Es de tío ¿no?
- Sí, era de mi hermano - mentí sin darme la vuelta. Y salí al fin.

Pero no llevaba ya ni un metro recorrido cuando sentí que alguien me agarraba del brazo.


- Dios, ¿es que nadie va a dejarme llegar hasta mi cuarto? - dije alterada. La verdad es que por las mañanas no solía estar de muy buen humor.

- Por favor, Lidia, tenemos que hablar de lo que pasó ayer. Me siento mal, no quiero que nuestra amistad acabe así.
- Mira Victor, dejemos esta conversación para otro momento por favor. Es que por las mañanas no estoy de buen humor y no soy persona. - Levanté la cabeza y le miré a los ojos - Pero solo te voy a decir que la cagaste pero bien con aquel beso. - me desenganché de su mano y ya, finalmente, conseguí entrar en mi cuarto. Me volví a tumbar en la cama y me quedé dormida unas dos horas más.

Cuando volví a abrir los ojos, tenía un hambre terrible. Llevaba sin comer más de medio día. Me vestí rápido con unos vaqueros cortos y un jersey negro. Me daba igual si iba a pasar frío en las piernas, solo iba a estar fuera unos minutos. Bajé rápido las escaleras, andando rápido para evitar demorarme más tiempo. Salí y fui a comprar unas cosas de comer.


Llegué al cuarto cargada con una pizza de barbacoa, una botella de Nestea y varias bolsas de chuches, patatas, y cosas con chocolate. Sí, tenía muchísima hambre.

Encendí el ordenador y me metí en twitter, pero como siempre no había mucho movimiento en mi perfil, pero da igual. Mencioné a mis amigas, agradeciéndolas lo del vídeo de mi cumpleaños. 

Cuando ya me había acabado casi toda la comida, miré la sudadera, que estaba encima de la mesa, la cogí y busqué el papel.

Lo dejé sobre la cama mientras lo miraba durante un rato.
¿Qué debía hacer? Estaba claro que me moría de ganas de enviarle un mensaje y que me contestase, y quizás nos veríamos, se enamoraría de mí, nos casaríamos, y tendr... No. Ya estaba delirando de nuevo. Genial, encima de vergonzosa, glotona, torpe, e indecisa, era también una paranoica.
Me quedé unos minutos más mirando aquel dichoso papelito.
Dios, si empezaba a enviarle mensajes pensaría que estaba obsesionada y que era una pesada, pero si no le enviaba ninguno me acabaría arrepintiendo toda mi vida.

Al fin, después de darle muchas vueltas a la cabeza y de concienciarme de que Niall Horan era un chico normal, con una voz muy bonita, pillé mi móvil y abrí el WhatsApp, dejándole un mensaje.


L- Por qué me has dejado tu número?


Justo después del momento en el que lo envié, empecé a arrepentirme. ¿Y si pensaba que el mensaje era muy borde? ¿O y si le sentaba mal que fuese tan seco y sin alegría, como si tuviese algo en contra de él? ¿Y si tardaba mucho en responderme? ¿Y si pasaba de mí?

Vale, definitivamente estaba paranoica.
Para mi enorme satisfacción, vi como la lucecita de la BlackBerry se encendía. 
"Gracias a Dios" me dije a mi misma.

N- ¿Quién eres?


Genial, ahora ni se acordaba de mí.


L- Lidia.

N- Ah, la chica triste?
L- Esa misma.

Me sentó un poco mal que me recordase solo por eso.


L- Por qué me has dado tu número?

N- Bueno, algún día tendrías que devolverme la sudadera no?
L- Es verdad. 

Dios que tonta soy, ¿como no podría haber pensado en eso?


N- Bueno, cuando quieres que nos veamos?

L- No sé, decide tú. Es tu sudadera
N- Jajaja un poco borde tu no?

Mierda, la había cagado hasta el fondo. Ahora pensaría que soy una antipática loca o algo así. Me cago en la leche... Siempre cagándola Lidia, siempre cagándola.


L- Es que no he tenido un buen día.

N- A ver si puedo hacer que se arregle... Te animaría el verte conmigo mañana?
L- Mañana!!?? Claro!

¿Esto es un sueño? Por favor, que alguien me despierte.


N- Además es tu cumpleaños no?


Dios, se había acordado. 


L- Si:)

N- Veo que he conseguido animarte jajaja. Pues que te parece si quedamos a las cinco donde nos vimos ayer, en la verja de mi casa? te acuerdas de donde estaba?
L- sí, me acuerdo perfectamente.

Como para no acordarme.


N- Pues ya está:) No te olvides la sudadera

L- nono:)
N- :)xx

No sé cuanto tiempo me quedé en la cama releyendo todos los mensajes que me había enviado con él. Este era el mejor regalo que podría tener, sin duda alguna.


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