3.2.13

Capítulo 38


Me acerqué a ellos sigilosamente. O me explicaban lo que pasaba en ese momento o íbamos a ir mal. ¿Qué Amelia me estaba quitando a mi Niall Horan?
Venga chavala, que yo he conseguido que llegase al Edén conmigo.
Vamos, es que esa tipa no la quería ver ni en pintura, después de cómo se mostró conmigo, ni agua la daría. No se merece que la mire, y mucho menos que la hable.
Me sé de una que iba a entrar en "Fase Pokemon" en breves...

- Bueno, ¿espero a que terminéis de hablar o empiezo a soltar hostias porque sí? - dije con los brazos en jarras y el ceño fruncido.

Niall abrió la boca y la volvió a cerrar rápidamente. Amelia agachó la cabeza y se frotó los nudillos de una mano.

- Lidia, ¿qué has oído? - me preguntó el chico.
- Lo suficiente como para creer que soy una cornuda - miré a Amelia con desprecio.
- Oh, no, Lidia, no es así. No - se pasó una mano por el pelo - no es lo que parece, de verdad. Amelia y yo no tenemos nada.
- Yo creo que  sobro aquí... - dijo la señora ojeras con ademán de irse.
- Uy no, lagarta de campo, tú te quedas aquí, que a ti también te van a saltar cositas.
- Lidia, por favor, deja que te explique. - pidió Niall.
- ¿Explicar el qué? ¿Que tenías algo con esta? ¿Que todo este tiempo me has engañado?
- Que no Lidia, joder, que no es eso. Por favor, podríamos hablar en otro sitio.
- Claro Niall, vamos a mi cuarto, hablamos, nos decimos cosas bonitas y ya de paso invitamos a Amelia - dije sarcástica - Pero bueno chaval, ¿de qué vas?
- Lidia, no me has dejado hablar. ¿Quieres que esto termine como lo de Megan y Harry, todo porque ella no le dejó explicarse?

Me quedé callada, ¿y si tenía razón? ¿Aunque razón en qué? Porque no me había contado nada. Debería dejar que se explicase, habría una razón para eso, ¿no? Vamos, que es que no podría haber sido tan cabrón de hacer algo con esa después de que nuestra relación vaya genial.
Me fijé que Amelia no había dicho nada, es más, no estaba, había desaparecido. Vaya sinvergüenza.

- Oye, ¿y Amelia? - pregunté de repente.
- Ostrís, es verdad, ha desaparecido. - su cara de confuso hizo que un pequeñísima sonrisa se formase en mi rostro. Accidentalmente. - ¿Ya no estás enfadada?
- No, se me ha pasado el cabreo por arte de magia - de verdad, este chico era increible.
- Vale, sigues cabreada. Mira Lidia, se te habrán podido pasar mil y una cosas por la cabeza al ver esto, pero solo hay una que cuenta y es la realidad. Por favor, dame la oportunidad de explicarme.

Me miraba con esos ojos azules que se podrían denominar como mágicos. Y al igual que cualquier humano en la Tierra, caí.

- Vamos a mi habitación de la residencia. - sonrió - pero que sepas que esto me va a perdurar. - borró la sonrisa y comenzamos a andar - Buah, es que Amelia... No me lo creo, llega a ser otra y vale, ¿pero Amelia, que me trata como basura desde hace un tiempo? Increíble.
- Otra vez juzgas sin saber. - me dijo. Puse los ojos en blanco y entramos en la residencia.

Niall saludó a la recepcionista, que ya conocía por las veces que había venido aquí.
Nos cruzamos con gente que pasaba. Unos nos miraban, algunas chicas cuchicheaban, cosas así. Ya me había acostumbrado a que todo el rato hubiese gente mirándome por ser la novia de Niall Horan, e incluso había alguna falsa por ahí que se acercaba solo por interés.
Subimos las escaleras y llegamos a la puerta de mi habitación. La abrí y lo primero que hice fue dejar la mochila, abrir las ventanas y quitarme los botines, después me senté en la cama mientras me hacía una coleta.
Niall seguía al lado de la puerta, serio.

- Ilumíname - le dije.

Tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo, acercó uno de los sillones a la cama y se sentó.

- Lidia, ¿no has notado a Amelia un poco rara estas semanas?
- Si te refieres a que se comporta como si le hubiesen metido un petardo por el culo, sí, si lo he notado.
- Va en serio, Lidia. - me empezó a asustar, estaba muy serio.
- Sí, está super rara. - dije finalmente - Sobre todo conmigo. Y es que no sé por qué, si ya me disculpé con ella por el tema Victor. - Niall tomó aire y se agarró la barbilla con una mano.
- Lidia, lo que te voy a contar no te va a gustar, y te lo he estado ocultando todo este tiempo para que no te sintieras involucrada, ¿vale? - asentí. Joder, ¿qué me iba a decir? - A ver, un día, después de dejarte a ti en la residencia, vi a Amelia sentada la acera de una calle con las piernas encogidas y con los ojos muy rojos. Y me acerqué a ver que la pasaba. Cuando me vio, intentó pegarme, o arañarme, o yo que sé, simplemente atacarme - mi cara cambió completamente - Pero yo la tranquilicé y me dijo que me alejase de ella, pero como era tu amiga a mi me preocupaba. También me había fijado que esos días Amelia no quedaba con nosotros, y no la veíamos asi que me empecé a interesar en lo que hacía. Ella se levantó de donde estaba sentada y rápidamente se fue. Asi que esos días como que empecé a espiarla, porque me había intrigado. Y descubrí que quedaba con gente que no parecía muy agradable - 'drogas' pensé. Niall se quedó callado - Lidia, Amelia está en las drogas. - cerré los ojos. ¿Había sido yo la culpable de esa situación? Noté que Niall se sentaba a mi lado y me cogía de una mano - No fue por tu culpa - me leyó el pensamiento - A lo mejor la razón por la que se metió en ese mundo tuviese algo que ver contigo, pero si entró, fue porque ella no supo cómo llevar las cosas. - le miré - Ella no me ha contado el por qué de esto, a pesar de preguntárselo muchas veces. Solo me ha llegado a decir que no quiere verte ni a ti ni a ninguno de los de la banda. Yo intentaba ayudarla, es más, hubo unos días que parecía que todo iba bien, pero luego las cosas volvieron adónde estaban y...

No le dio tiempo a seguir contándome más porque me lancé a abrazarle. ¿Cómo debí haber supuesto que tenía algo con Amelia? En el fondo yo sospechaba que tenía algo que ver con las drogas, pero el tema me parecía tan irreal que no quería creermelo.

- ¿Por qué no me lo contaste? - le pregunté.
- Ya te lo he dicho, no quería que te involucrases en esto. Si fue capaz de intentar agredirme a mí, contigo intentará algo peor.
- Niall... Me siento super culpable por esto, por no haber estado con ella en todo momento. Quizás hubiera evitado algo...
- Lidia, - me puso una mano en la barbilla - olvídalo, ¿vale? Yo me ocuparé de todo esto.
- ¿Cómo quieres que lo olvide si he estado a punto de poner en juego nuestra relación? Buah, es que soy imbécil.
- No eres imbécil. Eres lo mejor del mundo, y lo que más quiero.

Y por fin, después de varios minutos de seriedad, sonrió.
Yo le correspondí y le di un suave beso, que se fue transformando cada vez más hasta llegar a tal punto que necesitaba estar más unida a él de nuevo.
Como si tuviese telepatía, tiró de mí y me tumbó sobre la cama.
Lentamente empecé a quitarle el jersey que llevaba, seguido de su camiseta, y él hizo lo mismo con la mía, dando comienzo a esa acción placentera que últimamente repetimos cada dos por tres y que a mi tanto me gustaba.




Caímos desplomados sobre la cama. Sonreía y yo también. De verdad que solo él podía hacer que me sintiese única. Era increíble el poderío que creaba sobre mí. El hecho de cada vez que estábamos juntos me tuviese en una situación de ver y no creer.
Es que sigo flipando, esto es como un sueño. Me cago en la leche.

- Niall, cántame nuestra canción - dije pasándole una mano por el pelo.

Él sonrió y empezó a cantarla, con esa voz increíble que tenía y que nunca me había cansado de escuchar.

- ... And all these little things. - dijimos a coro acabando en un corto beso.
- Nunca me cansaré de esa canción - le dije.
- ¿Ni aunque la cantase a todas horas durante todos los días de todas las semanas?
- Ni aunque la cantases a todas horas durante todos los días de todas las semanas - repetí.

Me levanté y me vestí.

- Lou y Els vienen mañana por la mañana ¿no?
- Sí - me contestó - vamos todos a recogerles, ¿te vienes?
- Obvio. Oye, ¿sabes que he pasado por nuestras siluetas? - senté junto a él, que se había puesto los boxers y los vaqueros.
- ¿En serio? - asentí - ¿Y cómo van?
- Pues se habían borrado un poco, pero las repasé y ahora están como nuevas. - sonrió.
- Me acuerdo de ese día como si fuera ayer.
- Fue un gran día, era mi cumpleaños.
- Cierto.
- No pude tener un regalo mejor. - me puso el flequillo detrás de la oreja - ¿Cómo se te ocurrió la idea de las siluetas?
- Pues estaba pensando en que te gustaban las películas de terror y tal, pensé en un crimen, se me vino a la cabeza la imagen de las siluetas que dibujan cuando una persona muere y me dije: 'Ey, siluetas'. - reí.
- Pues fue super romántico. Y para mí era como estar en el cielo, porque imagínate, me voy a Londres y justo conozco a mis ídolos, y el día de mi cumpleaños quedo con el que por más debilidad sentía y me hace eso. Buah, es como irreal.
- Hombre, es que intentaba enamorarte desde el primer momento - acerté con lo de camelar.
- Así que desde ese momento... Te gustaba. - sonreí.
- No - borré mi sonrisa - Me gustaste desde que te vi sentada sobre tu maleta, y cuando te caíste sobre las Coca-colas ya me enamoraste. - esbocé una gran sonrisa como una tonta. Jope, este chico me encantaba, lo juro. Me acerqué a él y le di un beso. - ¿Qué hora es?
- Las siete.
- ¿Las siete ya? Joder, que rápido se me ha pasado la tarde - me miró levantando las cejas y yo me sonrojé.
- ¿Te quedarás a dormir? - le pregunté.
- ¿Me lo pides o me lo exiges? - sonrió.
- Te lo exijo por encima de todo.
- Entonces ya está todo claro. ¿Qué quieres cenar?
- Mmm, no sé. Lo que quieras.
- Oh, tengo una idea - Terminó de vestirse, me dio un beso en la frente y fue hacia la puerta. - Vengo en una hora y media. Tu ve pensando una película que veamos y prepara algún juego de mesa, en plan que tengamos una noche de estas que nos gustan en las que se hacen cosas simplonas. - reí.
- Vale, ¿qué te parece el Monopoly?
- Por favor señorita Valencia, soy el rey del Monopoly. El parking gratuito me adora - volví a reír.
- Pues yo soy super buena, ya verás.
- Ya claro... Bueno, que me voy que van a cerrar.
- ¿Cerrar el qué?
- ¡No seas cotilla! - anduvo hacia mi y me dio un pequeño e inofensivo mordisco en la nariz. - Adiós pequeño koala violento.
- Adiós irlandés rubio misterioso. - me sonrió por última vez y se fue.

A saber que tramaba este. Conociéndole me prepararía cualquier tontería sin sentido de estas que tanto me gustan.
Recogí un poco el cuarto e hice la cama, que estaba totalmente desecha.
'Bestia parda' pensé riéndome. Así era como me llamaban mis amigas de Madrid, y a veces se lo había oído a Niall.
Entré en el baño y me di una ducha larga, de al menos media hora, con el agua super caliente. Cuando salí, me envolví en una toalla y busqué en el ordenador películas que podríamos ver.
Opté por una de comedia romántica. Escogí 'Definitivamente, quizás'. Esa película siempre me había gustado y Ryan Reynolds era super guapo asi que tenía la mejor combinación.

Sin darme cuenta, ya había pasado una hora y cinco minutos.
'Joder, cómo pasa el tiempo en esta habitación' pensé.
Me vestí y bajé a la sala común a por el juego del Monopoly, con miedo de encontrarme con Amelia, pero gracias a Dios no fue así. Pero vi a Victor y a Fabián, que estaban enzarzados en una partida de billar. Les saludé y les conté que Niall iba a venir a traerme la cena. Les di un beso en la mejilla a cada uno y subí de nuevo a mi cuarto.
Preparé todo: la película, el juego, algunas cosas de comer que había en mi nevera, ventilé un poco la habitación... Para que todo pareciese perfecto. Aunque iba a ser una simple cena, pero había que dar buena impresión.
Estuve leyendo un libro hasta que llamaron a la puerta. Miré el reloj. Ya eran las nueve menos diez. Niall se había retrasado. Guardé la lectura y como si la vida me fuera en ello me lancé hacia donde habían llamado. Me retoqué el pelo y abrí.
Niall entró y cerró rápidamente.

- Había dos chicas y un chico persiguiéndome - dijo fatigado. Yo me reí.
- ¿Un chico? - asintió - Lance.
- ¿Lance?
- Lance - repetí - Es el gay de la residencia. Es super majo y tiene un novio super guapo. - Niall entrecerró los ojos.
- Sí, super guapo... - sonreí.
- Oye, ¿y la comida? - pregunté. No llevaba nada en las manos.
- Ah, es que como te dije era una sorpresa. Ponte esto - me acercó una cinta negra.
- No me llevarás a un callejón oscuro y venderás mis órganos, ¿no?
- Claro, y luego con tu piel me haré un bolso - puse una cara de asco - venga, que te la pongo - me tapó los ojos con ella y me cogió de la mano.

Oí como apagaba la luz y cerraba la puerta.

- Oye, ¿no necesito chaqueta?
- No, tranquila.

Tiró de mi hacia la derecha y supuse que íbamos al ascensor, que estaba al final del pasillo. Acerté, y noté como bajamos. Después andamos unos cuantos metros, giramos a la derecha, unos cuantos pasos, izquierda, más pasos, e izquierda de nuevo.
Si mi intuición no me había fallado, estábamos en el comedor.
Oí como Niall habría una puerta y tiraba de mí.
'La cocina. O los baños principales' pensé.
Pero al ver que andábamos más pasos, me decanté por la idea de la cocina ya que en los baños no había espacio para dar tantos pasos.

- Siéntate. - me indicó Niall juntado la parte de detrás de mi cuerpo con una silla.

Así hice y esperé unos dos minutos.

- Vale, ahora te voy a dar la cena. - me dijo - Esta cena es especial porque hay tres tipos de platos principales y luego dos tipos de postre.
- Jope, si que te lo has currado.
- Sí, y tienes que adivinar qué es cada cosa.
- Vale, empieza.
- Abre la boca. - así hice y noté que eran tallarines, muy ricos por cierto, con una salsa que mezclaba varios sabores dulces y suaves con otros fuertes y rudos.
- Mmm tallarines... Con bacon... ¿Y una salsa de higos y setas?
- Higos, setas y nata.
- Bueno, casi. Estaba super bueno. ¡Siguiente! - dije con entusiasmo. Abrí la boca y Niall me metió algo frío - Sfalmofn.
- Traga cerdito. - así hice.
- Salmón crudo, y philadelphia, y vinagre creo, de módena. Y había algo más pero no lo he identificado.
- Pepino. Todo lo que has dicho más pepino y aceite de sésamo.
- Este también estaba super bueno. No sé cual estaba mejor de los dos.
- Vamos a ver el tercero. - abrí la boca y noté como una mousse pero con un sabor muy peculiar.
- Sabe a pulpo a a gallega, pero es raro porque es como una pasta.
- Es mousse de pulpo a la gallega con esencia de rosas y un poco de sal del Himalaya.
- Jope, que nivel. Yo con un filete con patatas me hubiese puesto feliz eh.
- Anda, no me quites mérito.¿Cuál te ha gustado más?
- El tercero. Yo soy pulpo power forever. - dije riendo.
- Pues el tercero se ha dicho.

Me dio de comer hasta que me dijo que lo habíamos acabado. Le pedí un poco de los otros dos y también me dio.

- Ahora los postres. - abrí la boca.
- ¡Tarta de oreo! - dije inmediatamente después de tragar.
- Jope, se te da bien esto eh.
- Es que es mi tarta favorita. Y es fácil de identificar.
- Vamos con el segundo. Está un poco duro.
- Y muy frío - dije después de dar un bocado a lo que me ofrecía - Sabe a chocolate.
- Es chocolate.
- ¿Son trufas heladas?
- Acertaste.
- Joe Niall, que esto engorda mucho. ¿Quieres que me ponga como Falete?
- ¿Quién es Falete?
- Ay Dios, un poco de cultura... - reí. - ¿Me das una trufa que esté bañada en la tarta de oreo?
- Gocha.
- Por favor.
- Vale. - abrí la boca y me dio lo que pedí.
- Dios, manjar de los cielos. Me cago en la leche. Esto debería de estar prohibido.
- Si, es una delicia - dijo Niall con la voz un tanto rara, por lo que supuse que él también lo estaba comiendo.

Noté como me quitaba la cinta de los ojos, y me encontré con tres platos vacíos delante míos, y otros dos, uno con una trufa aún y el otro con un poco de tarta.

- ¿Quieres la última trufa? - me preguntó.
- Sí, ¿quieres tú?
- Sí, pero tómatela tú, es tu cena. - negué con la cabeza. Coloqué la trufa entre los dientes y le indiqué que mordiese la mitad. Así hizo y a la vez que desprendía una parte de aquel postre, me dio un beso.

'Mmm, beso con sabor a Niall y a chocolate. Deberían patentar ese sabor' pensé.

Después nos comimos lo que quedaba de la tarta entre los dos.

- Oye, Niall, ¿cómo has conseguido que nos dejasen la cocina para los dos solos?
- Yo y mi vocablo persuasivo, ya sabes.
- Sí, claro, ¿y no será porque eres miembro de una de las bandas más conocidas del mundo?
- Bueno, vale. La hija del cocinero es directioner, y me dijo que me dejaba la cocina si le firmaba varias cosas y me hacía alguna que otra foto con él.
- Ah, por esto te has retrasado.
- Cierto, querido Watson.
- Me gusta que imites a Sherlock.
- A mi me gusta cuando me dices que algo te gusta de mí. - sonreí - Ven, vamos a jugar al Monopoly, que te he prometido darte una paliza.
- Más quisieras. -  tirando de mi mano subimos a mi cuarto.



- ¡Te lo dije! ¡Te lo dije! - grité mientras Niall se cruzaba de brazos.

Habíamos empezado hace una hora a jugar.

- Has ganado por tus trampas, no por otra cosa.
- Oh, te has picado tanto que ahora te inventas que he hecho trampas. Pobre celoso. - dije haciéndole rabiar.
- ¿Sabes que me he enfadado?
- Me da igual lo que digas. Yo he ganado y tú no, señor 'soy el rey del Monopoly'.
- Cállate. - se levantó - Pues que sepas que ya no duermo aquí.

Me reí por dentro. Sabía que no quería irse, que iba a dormir de todas formas conmigo, pero decidí hacerle creer que quería que se fuera.
Él empezó a andar hacia la puerta.

- Bueno, que me voy, ¿eh? Por si no lo sabes.
- Que si, que si. Te veo mañana - me fulminó con la mirada. Yo solo quería descojonarme.
- Pero, que en serio, que me voy. Yo te aviso por si intentas detenerme - seguía quieto en su sitio.
- Tranquilo que yo no te lo impido. Venga, vete ya que se ha hecho tarde - abrió la boca y la cerró.

Se dio la vuelta y se acercó a la puerta. Yo sonreí. Cuando la abrió, yo salté de la cama y corriendo empujé la peurta con una mano, cerrándola en sus narices.

- Tú, no te vas a ninguna parte. - él se dio la vuelta y sonrió pícaramente.

Le estampé contra la puerta y le empecé a besar salvajemente, como si la vida me fuera en ello.
Él respondió ante esto elevándome mientras me cogía por los muslos y por lo tanto, subiendo la temperatura de la situación.
Cada vez los besos eran más fuertes, más pasionados, con más deseo y lujuria.
Conmigo en brazos, anduvo hasta la cama y me depositó en ella, colocándose él encima.

- ¿Dos veces en un día? - me dijo separando nuestras bocas pero no nuestras frentes.
- Dos veces en un día - repetí mientras nos adentrábamos en el segundo asalto.

6 comentarios:

  1. Lidiiia, cada vez me gusta más la historia :D

    ResponderEliminar
  2. ayyyyy me encanta me e tenido que leer los tres ultimos caps todos juntos ya que estos ultimos dias estube desconectada del mundo no se que decir creo que alcansaste la perfeccion

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajajaj muchisimas gracias d everdaad:)
      me alegra que te haya encantadoooo:):):):)

      Eliminar
  3. Joder, me encanta! *_*
    No pares de escribir nunca ehh!
    Que me encantaría estar en el lugar de lidia...jajajaja
    xxx, Mari
    PD:subes siempre todos los dias?

    ResponderEliminar
  4. jajajajaj gracias gracias gracias y requetegracias:)
    a mi también me gustaria estar en ese hipotetico lugar ajajaj
    si, generalemte subo todos los días, salvo alguno que tengo todo petado y no me da tiempo a escribir, pero eso suele ser uno de ada quince asi que no pasa nada
    gracias por comentar:):):)

    ResponderEliminar