31.12.12

Capítulo 5


Lo que quedaba de día transcurrió sin alteraciones. Comimos todas juntas, me enseñaron todas las instalaciones, como prometió Amelia, fuimos al centro de Londres y vimos las cosas más importantes, me compré un gorro y una camiseta y volvimos a la residencia hacia casi la hora de cenar. Subí a mi habitación, encendí el ordenador y me conecté al Skype. 
De repente vi una llamada de Nerea. Estaba super emocionada pues la echaba mucho de menos. Pero en la pantalla no solo la vi a ella, si no a todas las demás que me sonreían y me saludaban, preguntandome que tal todo. Se me saltaron las lágrimas y al parecer a algunas de ellas también. Hablamos durantes varios minutos hasta que llamaron a mi puerta para bajar a cenar. Era Bibi. Le dije que pasase y le mostré a mis amigas.
Estas empezaron a hablar y por lo que vi, Brigitte le cayó bien a todas, pero eso era algo fácil de esperar, ya que ella le acaba cayendo bien a todo el mundo. Nos despedimos, pues ibamos a llegar tarde. Cerré el Skype, apagué el ordenador y cogí las llaves.

- Vámonos - dije.
- Oye, tus amigas son muy majas.
- Así somos las españolas. ajjajaa

En un cerrar y abrir de ojos, ya era 31, y al día siguiente empezaban las clases. Aunque no eran clases oficiales, pues el día 1 caía en sábado pero aún así teníamos que ir al instituto para que nos apuntasen y nos digeran nuestras clases, algo así como una bienvenida. Luego ya el domingo lo tendríamos libre para planificarnos el tiempo, comprar material, y cosas de esas. Mientras tanto, todo iba normal. Todo bien con las chicas, hablaba mucho con Victor, con elq ue iba cogiendo confianza, acaba sabiéndome el nombre de casi todos los de la residencia, etc. Todo sucedía como un día normal.

Eran las tres de la tarde y en el salón estabamos Meg y yo. 

- Buf, tengo muchísima hambre, ¿Y tú? - le pregunté.

- La verdad es que yo tambien. Eso de comer tan pronto hace que después uno tenga hambre.
- ¿Qué te parece si vamos al super que está cerca y compramos cosas de comer que guardemos para momentos como estos?
- Perfecto.

En poco tiempo, había empezado a hace muy buenas migas con ella, y descubrí que en el fondo era super agradable y también protectora, y siempre estaba atenta de si estabas bien. Nos dirigimos al supermercado y fuimos cogiendo cosas. Primero varias bolsas de patatas, luego unos cuantos paquetes con chuches de todo tipo, pan bimbo y jamón por si queríamos hacernos un sandwich de vez en cuando,etc. Todo eso lo llevabamos como podíamos en las manos. Queríamos coger unas cuantas bebidas por lo que fuimos hacia una pirámide hecha con latas de cocacola. Doblé la esquina para cogernas unas cuantas, unas seis o siete, que nos durasen varios días, pero rápidamente me di la vuelta y me pegué a la pared del pasillo de las salsas.


- ¿Qué pasa? - me dijo Megan mirándome con cara rara.

- Están ahí - dije susurrando, con los ojos abriendome como platos y con el corazón a mil.
- ¿Ahí quienes?
- Ellos. Niall y Zayn. One Direction. - expliqué mirandola con cara de: "estas vacilandome?"
- Joder, que pesada estas con esos chicos. Pues pídeles un aútografo.
- Nonononono. Yo siempre he sido muy vergonzosa para estas cosas. Además imagina que piensan que soy una obsesionada o algo así.
- Es que ESTÁS obsesionada.
- Tonterías.
- Sí quieres me acercó yo y...
- NO. NO.... No sé. Esperate.

Me asomé de nuevo para verles. No podía ser verdad. Estaban ahí. Eran mucho mas guaps en persona que en sus videos. Cualquier persona normal, bueno, corrijo, cualquier directioner, se hubiese acercado a pedirles un autógrafo o una foto. Pero no, yo era la rara que pasaba vergüenza y se quedaba ahí mirándolos cómo decidían que pizzas comprar. Noté como Megan se me pegaba y empezaba a observarlos también.


- ¿Y... cómo decías que se llamaba el morenito?

- Zayn. ¿Por? ¿Acaso te gusta? - La miré con una cara de entusiasmo infinita.
- No... Solamente es mono. - me cortó el rollo totalmente. Pero en el fondo yo sabía que le había gustado.

Megan acercó un poco más su cuerpo para verlos mejor. Esto hizo que mi espalda se doblara casi inhumanamente y mi pie resbalase, haciendo que perdiese el contro y me abalanzase sobre la pirámide lo que produjo un ruido demasiado llamativo.

En una milésima de segundo me encontraba en el suelo rodeada de latas de cocacola. Lo que era una elaborada pirámide se había convertido en una simple apilación irregular de latas de cocacola de apenas seis pisos.
Miré a Megan, que tenía una expresión de miedo, pero en breves se empezó a descojonar vivamente, a lo que yo la seguí con una amplia risa. De repente me acordé de quien estaba en el supermercado y dirigí mis ojos hacia ellos, que me miraban con una cara rara, aunque Niall entrecerraba la miraba de una forma un tanto misteriosa. A saber que estaba pensando. Seguro que pensaría que era otra ridícula chica que se caía encima de una pirámide de latas de cocacola.
Ante este pensamiento me puse roja como un tomate y dejé de reírme. Me levanté apoyándome en Megan, la cogí del brazo y tiré fuertemente de ella.

- Paguemos esto cuanto antes y vamonos. - Vi pasar a una cajera al lado nuestro.- Perdón por todo, ha sido sin querer - le dije a la señora que nos miraba con cara de malos amigos.


Pagamos la comida y salimos pitando de allí.

De camino a la residencia, Megan no dejaba de reirse y de repetir la escena que habíamos tenido. Yo no dejaba de pensar en la mala imagen que debían haber tenido Niall y Zayn de mí. Ya, más seguro que nunca, no me casaré con ninguno de One Direction. Y todo por no haber tenido las agallas de acercarme y pedirles un autógrafo en vez de quedarme ahí mirándolos como si nada.

Entramos por la puerta de la residencia y subimos a mi habitación. Me tiré en la cama y me tapé la cara con mi almohada.


- ¿Qué haces? - Me dijo Megan.

- Me quiero morir. He visto a dos de las personas más importantes en mi vida y como siempre he metido la pata. Ahora sentirán vergüenza si me vuelven a ver. Genial Lidia, tres días en Londres y ya has encontrado la peor manera de cagarla.
- Mira el lado bueno, ahora saben que existes. Aunque te conocen como la extraña patosa y torpe, pero almenos saben que existes. - intentó tranquilizarme, pero la verdad es que nolo conseguía, pues a la vez que hablaba se reía. - Aunque al final no hemos comprado las cocacolas. ¿Quieres que volvamos? - fruncí el ceño y la miré - Vale, vale, que era una broma - y siguió riéndose por lo bajo. - Bueno, nos vemos en la cena, que me voy a dormir un ratillo.

Me dio un beso en la mejilla, cogió las cosas que pagó ella y salió. Me levanté de la cama y me metí en el aseo, dónde preparé la bañera para darme un baño relajante, que me hiciese olvidar el, posiblemente, momento mas vergonzoso de toda mi vida.

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